Hace 65 años, una molestia creciente y pensante se hizo ver en la sociedad y en los grupos armados militares.
La política de la estabilidad jugaba con un estado opresor de libertades, el ser humano en cambio, por cualidad innata tiene el deber de buscar, admirar, palpar y resonar con el sentirse libres, Marcos Pérez Jiménez fue un dictador.
Hoy lo que vivimos no se asemeja a aquella época, esto más que una dictadura se trata de una cúpula de orden delincuencial; que, con sus artimañas, han encerrado, torturado, hambreado, deforestado, asesinado y lastimada nuestra integridad como venezolanos y como humano, sin embargo, una vez más, una fecha como hoy, llena de remoción de sentimientos y una molestia creciente hace juego en este país.
Docentes con dignidad pisoteada, Médicos no valorados, instituciones corruptas y trabajadores sin liquidez, estudiantes sin esperanzas, y millones de emigrantes talentosos trabajando tercerizados en otros países, todos conformamos una nueva sociedad civil en búsqueda de las mejoras para nuestra vida.
Y no solo se trata de mejores sueldos, o mejores condiciones.
Esta batalla es por la libertad y la integridad.
La firmeza en los corazones de cada venezolano ha traído consigo un crecimiento, que ni las amenazas pueden detener, que la guardia no puede herir, que la policía no puede dividir.
Venezuela es un país con incidencia histórica en la búsqueda de nuestro retoño de valores inscritos, no somos un pueblo de silencios, somos una ciudadanía de exigencias, una fuerza de voluntad por la belleza de la esencia libre.
Somos venezolanos, somos humanos de fé. Nuevamente, lo haremos.
Audrey Marín es la coordinadora de Vente Venezuela en puerto Cabello, luchadora social, demócrata y liberal.
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